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Muchos diran que en este blog no solo tienen discos de el genero GOTICO pues bién tienen razón, pero por que en mi pais casi no se escucha en comparación a otros ritmos el METAL aqui trato de dar a conocer un poco de diversos grupos, generos de metal para dar a conocer buevos grupos o poco conocidos. pidan sus discos a mi hi.5. ATT. DARIO VAMPIRO MORTEM















lunes, 3 de enero de 2011

Razas de Vampiros. (Parte 1 )

http://darioguatemalagoticos.blogspot.com/
Introdución

Dario Vampiro Mortem
Hay tantas como religiones, que las han describido, durante todos las epocas las culturas han tenido a una ser sobrenatural, con dones oscuros que traen desgracia, sangre y desolación. Esto debido a epocas eligiosas, politicas o talvez algo mas, lo cierto es que en casi toda las culturas esta el mito de la sangre junto a sus bebedores . Principalmente en Albania y Turquia en este ultimo conocido como UPIRO donde para mi empezo lo que conocemos hoy dia como VAMPIRO un ser misterioso, enigmatico, especial mente oscuro o demoniaco al igual que seductor lo que le a dado el componente sexual amantes perfectos consumados o linfomano por su gran apetito al sexo segun sea el caso del que estemos hablando, Hay tanto que decir de ellos pero tan poco tiempo para escribir o leer todos los que aqui mencionamos entran en la categoria de UPIROS, NOSFERATUS o VAMPIROS como ya veremos que para unos eran no muertos para otros vampiros y estan a los que los llamaban demonios si se dan cuenta eran basicamente lo mismo pero con diferentes nombres algunos con pocas diferencias, pero la unica principal es la sangre .

Att. Dario Vampiro Mortem.




El Brucolako.

Son vampiros provenientes de las regiones griegas de Tesalia y Epiro, su piel es dura y áspera, y su potente voz corta la noche en busca de alguien que responda a su llamada. Es amante de la sangre tanto como del vino.

Existen sólo dos formas de matarlo: quemarlo, o atravesarlo en la cabeza con una rama de fresno, teniendo la precaución de no herir sus ojos, de otra manera, el vampiro pronto recobraría sus fuerzas. Otra de las advertencias que nos hacen los eruditos, es que sólo es posible enfrentarlo durante el mediodía, ya que el Brucolaco puede inmovilizar al atacante con su mirada, aunque su tumba sea abierta durante el día. Aparentemente, sus poderes persuasivos disminuyen cuando el sol alcanza su cénit, razón por la cual algunos sabios han trazado un paralelo entre los Brucolacos y ciertos burgueses, quienes como todos sabemos, son menos virulentos a la hora de la siesta.

Eretica.

Espíritus rusos vueltos de la muerte. Por lo general se trata de mujeres que vendieron su alma al demonio. Toman la forma de una anciana ojerosa cuya mirada es fatal. Sólo se dejan ver durante el otoño.

Las versiones posteriores de la leyenda son más generales, y hablan de los Eretica como vampiros convertidos mediante la herejía, sin involucrar a la brujería en particular.


Hoy hablaremos de un demonio fuertemente asociado al vampirismo; vínculo que los une sólo en los aspectos más espantosos. Curiosamente, y a pesar de que sus apariciones en la literatura no son escasas, pocos los han incluido en las antologías vampíricas.

En las siguientes líneas daremos cuenta de algunas de las particularidades del aborrecible Ghoul.

El Ghul es un vampiro de la tradición árabe, aunque el término suele designar a toda una gama de demonios del desierto, incluidos los clásicos Djinns.

Estos seres habitan en desiertos y cementerios, tanto los consagrados como los profanos. Las primitivas leyendas sobre los Ghoul los describen como seres astutos, no muy inteligentes, pero sí lo suficientemente hábiles como para tender diversas trampas a los temerarios viajeros de las arenas.

Las crónicas refieren que su aspecto, cuando adquieren uno, es el de una hiena de dimensiones descomunales, y una de sus estrategias más conocidas es la de imitar el ladrido de los perros para que los peregrinos asuman que se hayan cerca de un campamento.

En la evolución de la leyenda, los Ghoul debieron mutar drásticamente su comportamiento, y lentamente pasaron de ser predadores a carroñeros. Los mitos más recientes hablan de las incursiones de los Ghoul a los cementerios, en dónde practican todo tipo de rituales macabros, culminando casi siempre con la ingesta de cadáveres en estado de descomposición. Esta idea a ganado tanta fuerza que la voz Ghoul ha terminado por designar a todos los seres necrófagos del desierto.

El Ghoul en la literatura.

Como decíamos, los Ghoul tienen una amplia participación en la literatura de terror. Veamos algunos de los casos más destacados:

Howard Phillip Lovecraft:

Lovecraft fue, posiblemente, quien más ha recurrido a los Ghoul en la literatura occidental. En El Modelo de Pickman (Pickman's Model) nos describe toda una serie de horrendos seres subterráneos de apariencia lobuna. Una lectura superficial del relato nos deja la impresión de que estos seres son licántropos u hombres lobo, pero una visión más profunda elimina esta posibilidad, ya que lovecraft describe detalladamente cómo estas criaturas roban niños humanos y los crían en sus abyectos cubiles, transformándolos casi siempre en híbridos con extraños poderes persuasivos. Ahora bien, estas características no tienen nada que ver con los licántropos, y si con los Ghoul.

Recordemos también que Lovecraft se tomaba muy en serio estas cosas, y es difícil atribuírle un error o una traspolación involuntaria de características en sus creaciones.
Otra de las apariciones del Ghoul en la literatura de Lovecraft es en El Sabueso (The Hound), donde se lo describe con menos minuciosidad pero con mucha mayor participación en la narrativa.

Edgar Allan Poe.

Edgar Allan Poe cita brevemente a los Ghoul en su poema Las Campanas (The bells) de 1848. El pasaje del poema se llama Campanas de Acero, y dice lo siguiente:

Ellos no son hombres ni mujeres,
Ellos no son salvajes ni humanos,
Ellos son Ghouls.

C.S.Lewis.

Clive Staples Lewis ha colocado a los Ghouls en su mítica Narnia, donde resultan ser un poco menos sanguinarios y mucho más estúpidos que sus predecesores. Allí se desenvuelven como colaboradores de la Bruja Blanca.

Imagino que la razón por la que este vampiro suele ser ignorado es consecuencia de su naturaleza implacable, además de su carencia patológica de cualquier rasgo romántico. Pero allí están los Ghouls, habitando en infectas cavernas, arrastrándose dentro de los sepulcros abandonados, disfrutando de sus mórbidos banquetes en soledad, aunque más no sea dentro de las viejas leyenda


Hace poco hablábamos sobre los Súcubos, aquellos vampiros femeninos del sexo. Hoy daremos cuenta de algunas características del otro extremo de la cuestión: los Íncubos.


¿Qué es un Íncubo?
Un Íncubo es un vampiro masculino o demonio cuyo rasgo fundamental consiste en una técnica sexual envidiable. Es decir, los Íncubos son amantes consumados, eficientes, difícilmente olvidables.


Significado de la palabra: Íncubo.
Íncubo es una mezcolanza medieval de las voces latinas In, sobre, y Cubare, yacer, acostarse. Por lo tanto, Íncubo significa El que yacer sobre, El que se acuesta sobre; lo cual justifica las alabanzas sobre sus artes amatorias, repertorio que se limita a una sola posición sexual. Vale aclarar que la palabra Íncubo, en plural: Incubi, era utilizada en latín para referirse a una clase de pesadillas particularmente escandalosa.


Origen de los Íncubos.
Siempre han existido leyendas sobre vampiros sexuales o demonios particularmente interesados en la sexualidad. La mitología clásica los conoce con diversos nombres y formas. Los Íncubos, puntualmente, no pertenecen a las viejas estirpes mitológicas. Su origen reside en la Edad Media y su nacimiento es exclusivamente secular. La teología, siempre preocupada por el pecado, que en aquella época no se diferenciaba demasiado del concepto de lo femenino, utilizó a los Íncubos como mediadores entre los demonios y las mujeres. Según explican los grimorios, los demonios son incapaces de procrear, debido a ello se valen de estos vampiros para depositar su simiente infernal en los buenos úteros medievales. Esta última teoría fue oportunamente demolida por el Malleus Maleficarum, El martillo de las brujas, en donde se explica lacónicamente que los Súcubos e Íncubos tampoco son capaces de procrear.

Algunos comentadores lúcidos han advertido que la enorme mayoría de casos documentados sobre ataques de Íncubos aseguran que estos vampiros utilizan la forma y las ropas del clero durante sus asaltos. De hecho, la vida medieval en los conventos organizaba guardias nocturnas en las habitaciones de las novicias, y se las advertía sobre esta tendencia irracional de los Íncubos a mimetizarse con los hábitos del párroco local.


Leyendas de Íncubos.
A pesar de que la Iglesia observa con indignación las técnicas insuperables de los Íncubos, también advierte sobre algunas trampas relacionadas con sus ataques. Por ejemplo, se dice que los Íncubos sólo se ceban en mujeres dormidas, provocándoles una especie de parálisis momentánea. El placer sexual de las víctimas es pasajero, desaparece apenas el vampiro se retira de la alcoba, dejando cierto sabor metálico que nadie ha sabido explicar.

Otras versiones de la leyenda vociferan sobre cantidad formidable de extremidades que poseen los Íncubos, haciendo muy complicado para las infortunadas identificar cuál de todas ha sido la causante de su desgracia. El norte europeo ostenta las tradiciones más escalofriantes sobre ataques de Íncubos, en ellas se afirma que estos vampiros sexuales revolean un miembro con escamas, rústico y áspero, que provoca un dolor incomparable y cuyo volumen varía constantemente. El Malleus Maleficarum va más allá, y detalla que los Íncubos utilizan su miembro escandaloso en operaciones poco aconsejables, valiéndose de la inmemorial tradición de Sodoma o, en otras palabras, per upites; tal como anota un cronista taciturno.

Generalmente, los Íncubos prefieren a las mujeres de fe: especialmente monjas y novicias. En esta preferencia yace la explicación más obvia sobre los Íncubos, creados por la imaginación exaltada de las muchachas o bien como excusa para explicar algún embarazo poco congruente con los votos de castidad.

Kathakano.

Vampiro original de la isla de Creta. Es muy similar en sus rasgos y costumbres a los vampiros del oeste de europa.

Como dato extraño diremos que la única manera para matar a un Kathakano (según los cretenses, claro) es hirviendo su cabeza en vinagre. Casi siempre se lo representa haciendo muecas espantosas con su boca, la cual es desmesuradamente grande.

Suele escupir sangre sobre la piel de la víctima produciéndole terribles laceraciones, y su propio cuerpo está cubierto de quemaduras y pústulas que exhalan un hedor insoportable.

En Creta existe una larga tradición de mitos y leyendas asociadas a los rigores volcánicos. Ya en los mitos griegos podemos encontrar muchos paralelos entre los seres mágicos de la isla y las idealizaciones de los ignotos poderes volcánicos. Por lo tanto no es descabellado imaginar a un vampiro cuyas características esenciales sean el hedor, las llagas, las ampollas y las laceraciones.

Menos curioso es el antídoto necesario para eliminar a este ígneo vampiro, el vinagre, que como todos sabemos, neutraliza las quemaduras leves.

Mormo, el Sirviente.

Es el último de nuestros vampiros griegos. Fiel sirviente y asistente de la terrible diosa Hécate. Al parecer eran pequeños seres repugnantes que disfrutan lacerando la piel de los durmientes, y lamiendo la sangre que mana de las heridas. Se los ahuyenta pisándoles la sombra.

Sus leyendas se funden demasiado con las tradiciones católicas como para tener algún mérito destacable. Casi siempre actúan como personajes moralizantes, cuyas actividades nocturnas pueden conjurarse mediante las plegarias de rigor.

Como vampiro deja mucho que desear, aunque como personaje de cuentos picarescos puede presumir de cierta forma de belleza.


El Vampiro del Sexo.

Ya estamos dentro del territorio rumano. Los Moroi son vampiros que, extrañamente, se destacan por no atacan a sus familiares cercanos, al contrario de lo que ocurre con la mayoría de otras razas de vampiros.

Pueden ser tanto masculinos como femeninos. Se dice que si alguien se topa con un Moroi en algún paraje vivirá una experiencia inolvidable, ya que estos seres son amantes consumados, y nunca dejan pasar la oportunidad de tener sexo.

Sobre este vampiro se tejen algunas historias muy interesantes, aunque nos centraremos en la que consideramos más atractiva.

Al parecer, al Moroi le fascina el sexo en todas sus variantes, incluso las más alocadas. Puede realizar proezas amatorias que deberían catalogarse como épicas, razón por la cual, sospechamos que no todas las damas de Rumania lo consideran un ser indeseable.

Lamentablemente, los héroes siempre encuentran un antagonista al que no pueden vencer, y el Moroi no está exento de esta regla. Es sabido en rumania que lo único que espanta a un vampiro Moroi es la visión de una vagina. Lo curioso es que este vampiro es un adicto a dicho órgano, y lo que puede ser contradictorio a simple vista, en realidad no lo es, ya que el Moroi se destaca en sus artes amatorias de manera antinatural, el decir, vía analis, per upites, per colectorum, etc. Espero no haber abrumado al lector susceptible con la enumeración de semejantes aberratio.

La paradoja no es del todo original, aunque sí llamativa. Los anales folklóricos no nos avisan si este vampiro consuma la penetratio mediante el tacto (dactilus per vulvus) o bien utilizando la intuición, la imaginación, o el tanteo.

A nuestras inquietas lectoras, quienes suelen abrumarme con consideraciones sobre la posibilidad de que sus novios sean vampiros, les advierto que: Si sus novios prefieren hacer el amor a oscuras, no es razón para considerarlos vampiros, sino apenas unos pobres miserables.

Recordemos que también durante la edad media, una de las maneras de espantar al demonio, era precisamente la visión del órgano femenino.

Los mitos rumanos no nos aclaran que debe hacer un hombre en un encuentro con el Moroi, ya que la carencia de vagina en el hombre es proverbial. Para aquellos temerarios que deseen recorrer los rincones más inhóspitos de los Cárpatos, recomendamos la precaución de llevar elementos de sutura en las más puras condiciones de asepsia.

Myertovjec.
El Vampiro de las Brujas.

Es un vampiro muy popular en la Rusia europea. De aspecto bastante desconocido, sólo se afirma de él que posee un rostro rojo cubierto de pústulas. Es activo entre la medianoche y el amanecer.

Estaba relacionado con brujas y brujos, a los cuales servía en determinadas ocasiones. Sólo podía matarlo quien lograse la dura tarea de inmovilizarlo y clavarlo a su ataúd.

Las dificultades de la empresa son evidentes, no tanto por inmovilizar al vampiro, sino para, al mismo tiempo, ensartarlo en el corazón con una estaca. Pero no debemos desanimarnos, ya que análoga situación se da en diversas actividades, algunas de ellas, prosaicas.

A nuestros lectores masculinos les remito la siguiente alegoría con el Myertovjec: si son capaces de sacarle la ropa interior a vuestras novias, al tiempo que siguen besándolas, acariciándolas, etc; el reto de ensartar a este vampiro debería resultar bastante sencillo, e incluso pueril.

¿Que es un Nosferatu?


El origen y significado de la palabra Nosferatu, tan mencionada en novelas y relatos de vampiros, es bastante complicado de rastrear, y virtualmente imposible de consignar como un misterio lingüístico terminado.

El folklore rumano nos describe a los Nosferatu como una raza de vampiros particularmente desagradable. Sus formas no se diferencian demasiado de un cadáver en descomposición. De hecho, y siguiendo el camino de las tradiciones populares, un Nosferatu es una entidad vampírica que comienza sus actividades necrófagas con sus propias extremidades, masticando y royendo sus brazos y piernas antes de aventurarse fuera de la tumba.

Bram Stoker utiliza la palabra Nosferatu a través de Abraham Van Helsing, quien afirma que el conde Drácula es parte de esta estirpe aberrante. No obstante, el término no es de su autoría, ni tampoco un descubrimiento personal. Emily Gerard la utiliza por primera vez en occidente en su obra La tierra más allá del bosque (The land beyond the forest, una traducción literal de la palabra latina Transilvania), para describir a los vampiros del folklore rumano.

Curiosamente, no existen menciones de la palabra Nosferatu en la lengua rumana, de hecho, su construcción es bastante improbable en dicha lengua. Casi todos los ligüistas de comienzos del siglo XX coinciden en que la palabra Nosferatu es una contracción del término griego Nosophoros (νοσοφόρος), que significa Portador de enfermedad. En otras palabras: infectado.

Una vez desentrañado este misterio la cuestión se derrumbó frente a una simple revisión de la literatura griega: no existe ningún texto que mencione la palabra Nosophoros. Salvo algunos entusiastas de la explicación griega, que han visto la variante Nosephores en un libelo de Marcelo de Side, escrito en el siglo II d.C, la mayoría archivó esta posibilidad.

Con el tiempo, y debido a la imposibilidad lingüística de explicar la palabra Nosferatu como una contracción de Nosophoros, las mentes más lúcidas de la filología comenzaron a cuestionar las capacidades auditivas de Gerard. Es sabido que los conocimientos de Gerard sobre la lengua rumana eran, al menos, aproximativos, de modo que no sería improbable que se haya equivocado al consignar el término.

Algunos roedores de biblioteca vociferan que, en realidad, Nosferatu es un tropezón escandaloso de Gerard. La voz rumana correcta sería Necurat (Necuratul), que significa Impuro, o bien Nesuferit (Nesuferitul), Imparable. Ambos nombres están asociados, al menos en Rumania, con la Nigromancia, lo cual los acerca convenientemente a la teoría vampírica de sus orígenes.

Sea cual sea el origen de la palabra Nosferatu -no seremos nosotros quienes lo decidan- queda claro que, en ocasiones, la raiz de una palabra poco influye en las ramificaciones que crecen en el espíritu colectivo de los pueblos. Quienes creen en vampiros, lamias, empusas, o nosferatus, son aquellos que han bebido el mito como un terror palpable en sus tierras, y no necesitan de severos análisis filológicos para explicar ese temblor trasmitido en la lactancia, pues un símbolo mucho más duro y áspero que las letras se hace dueño del concepto: un horror ancestral, remoto, construído sobre tradiciones susurradas a la luz del fuego, y que poco tienen en común con nuestra liturgia fantástica, hecha de leves escalofríos en alguna biblioteca bien iluminada.

FIN
de la pare 1

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